Sabíamos que China no tiene limites en cuanto a la falsificación de productos, desde el descubrimiento de una tienda de Apple copiada de la A a la Z. El imperio de la copia firma una nueva hazaña con vinos falsos. Copias de vinos franceses, se venden en los supermercados chinos. Cortados de agua y azúcar, con colorantes o sabores artificiales, se encuentran miles de botellas bajo el nombre de “Vin de Bordeaux,” así como los grandes vinos con añadas de mas de treinta años.

“Hay más Chateau Lafite 1982 en China que se produjo en Francia”, dijo Romain Vandevoorde, importador de vinos en Beijing. Con la sustitución de un vino por otro, los comerciantes sin escrúpulos pueden vender caldos normales a precios fabulosos, dignos de los grandes vinos de las mejores añadas. En un país donde el consumo de vino sigue siendo el privilegio de una pequeña élite, que tiene más ganas de demostrar su estatus social al beber el vino de importación que disfrutar de los placeres simples, resulta muy fácil engañar a los consumidores con esos vinos falsificados.

Pero, en paralelo la conciencia del consumidor de vinos está evolucionando rápidamente en China. El Imperio del Medio se ha convertido en uno de los diez primeros países consumidores de vino en 2008 y podría ser el sexto en 2014.