La temperatura de un vino es absolutamente esencial para apreciar todas sus sutilezas. Un gran vino demasiado frío no entregará toda la complejidad de sus aromas, un champagne servido a temperatura ambiente, estará a su vez, plano e inexpresivo. Estas variaciones de la calidad intrínseca de los vinos se deben a la conducta de los componentes que reaccionan de manera diferente al calor y al frío.

 

El vino multi-temperatura

Un golpe de calor puede alterar un vino y luego cerrarlo (bloqueo de aromas y sabores). Por eso se recomienda calentar o enfriar las botellas lentamente y con cuidado.

Sugerencia: Tempratura de servicio de los vinos.

 

Las temperaturas recomendadas dependen del tipo de vino. Os ofrecemos aquí unas indicaciones generales:

Vinos blancos y rosados

  • Blancos Secos: de 6 a 8 º C
  • Blancos Dulces o Semi-dulces: de 4 a 6 º C
  • Rosados: de 8 a 10 º C
  • Finos / Manzanilla: de 6 a 7 º C
  • Vinos espumosos (cavas, xampan, lambrusco): Muy fresco (6-8 º C)

Los vinos tintos

  • Tintos Jóvenes: de 12 a 14 º C
  • Tintos de Crianza: de 16 a 18 º C
  • Tintos Reserva: de 17 a 19 º C
  • Tintos Gran Reserva: de 18 a 19 º C
  • Tintos dulces de 8 a 10 º C

 

Servir un vino a la temperatura ambiente, corresponde a la temperatura de una bodega, es decir, 17 a 18 grados.

¿Cómo enfriar una botella de vino?

Para enfriar rápidamente una botella, no ponerla por dentro del congelador, se romperían los aromas y la estructura del vino o del champán. Siempre preferir sumergir la botella unos quince minutos en agua con hielo.

¿Cómo calentar una botella de vino?

El problema de calentar una botella de vino suele encontrarse con los vinos tintos; no se debe poner la botella cerca de un radiador para calentarla. Podemos poner el vino tinto en una botella o catador previamente enjuagado con agua caliente, y así se calentará suavemente.

Además, notar que al mantener unos minutos el vaso en las manos se puede acelerar el calentamiento de nuestro vino; por eso, a la hora de catar un vino siempre se recomeinda coger la copa por su pie o tallo.