Cuando preparamos la carta de un restaurante somos conscientes de la importancia que el cliente le otorga al hecho de que un vino sea de tal o cual denominación, eso es en España, en otros países, a la hora de elegir importa la marca, importa la variedad, importa también la zona, pero no como en España, aquí llegamos a cegarnos con este hecho.

Las Denominaciones cumplen un papel regulador importante, pero no dejan de ser organismos en los que imperan intereses que van desde los políticos hasta los meramente económicos, a veces al analizar el comportamiento, reglamento y actuaciones de las mismas, se atisban sinsentidos que quitan credibilidad a más de una de ellas. La elección de las variedades con las que se puede elaborar o no bajo el amparo de la DO, los municipios que las pueden integrar, las catalogaciones de crianza y reserva nos llevan de cabeza a los que tratamos de comprender el funcionamiento de estos organismos pseudopolíticos.

Cumplen un papel de control, eso está claro, pero ¿Hace esto mejores a los vinos? La verdad es que consiguen un efecto endiablado, consiguen llevar las Denominaciones a la estandarización del producto, y eso no es bueno del todo, en ocasiones se producen efectos perversos, he escuchado decir “los vinos de Rioja son todos de tempranillo, son todos iguales”, algo falso por completo, pero inspirado en esa estandarización comentada. Lo dicho, las denominaciones acaban por fijar unos estándar mínimos de calidad.

No obstante existen muchísimos ejemplos de vinos de altísima calidad que no se amparan en denominación de origen ninguna, bien a pelo o bien bajo el amparo de una figura un tanto ambigua que son lo “vinos de la tierra”, dicho así parece una segunda división de vinos, no necesariamente, a veces todo lo contrario.

A la hora de hacer la compra, sea en una tienda, sea en una web o sea en un restaurante cada vez pierde más peso el factor de la denominación de origen, y van ganando peso factores como la crianza y las variedades. Nuestro consejo va en ese sentido, en el de dejarte aconsejar por los profesionales que te atiendan, huye de la etiqueta por la etiqueta, hay que entender las denominaciones como lo que son, un factor de homogenización y una garantía de mínimos. Por supuesto os aconsejamos probar vinos de aquí y de allí, descubrir como una misma variedad puede dar resultados tan antagónicos en un clima o en otro, ir probando, ir descubriendo e ir valorando por uno mismo es lo mejor que puedes hacer, son incontables las denominaciones de origen que existen, cada cual con sus peculiaridades y personalidad, con sus uvas autóctonas que siempre os aconsejaremos descubrir.