Cuando hablamos de una zona vinícola, en su personalidad, en sus genes encontramos rasgos característicos, elementos definitorios que son su personalidad y su leitmotiv.

Cuando hablamos de vinos del priorato hay que hacer referencia al tipo de suelo y a los intricados terrenos donde nace este vino, si hablamos de Rías Baixas normalmente hablamos antes de la variedad albariño que de la propia zona vinícola, Rioja nos evoca vinos clásicos y la variedad Tempranillo, Rueda equivale a Verdejo, Bierzo comparte destino con la variedad Mencía, Canarias lo hace con la Malvasía y así un largo etcétera de regiones a las que asociamos clima, variedades y demás características.

El Sureste Español va encontrando poco a poco su personalidad, va reencontrándose a sí mismo. Las diferentes DO que podemos encuadrar en ese concepto de vinos mediterráneos viven un resurgir en las últimas décadas, este resurgir se acompaña del progresivo abandono de los cultivos destinados a vinos de granel y orientados a vinos de, si me permitís el concepto, de un mayor valor añadido. No obstante ese proceso se hizo a la sombra de otras Denominaciones, con cierto acomplejamiento, pensando que lo foráneo iba a ser mejor que lo de casa propia.
En este proceso, se introdujeron con fuerza lo que se llamaron “variedades mejorantes”, variedades foráneas a las que había que buscar encuadre, aclimatación y entender cómo funcionaban en estas latitudes. Ese trabajo tiene su valor y hay que sacar el lado positivo que este proceso tuvo en si mismo, pero generaciones y generaciones y más generaciones de viticultores desde el tiempo de la ocupación Romana habían apostado por variedades perfectamente estudiadas ya, aclimatadas y que son las que dan personalidad a los vinos de la zona.
Las principales protagonistas han pasado a ser las variedades autóctonas, más al Norte, Utiel – Requena lucha por dignificar la variedad Bobal, más al Sur, Alicante, Jumilla, Yecla, Almansa, Valencia, Bullas, van dando el protagonismo absoluto a la Monastrell, santo y seña de esta zona durante siglos y siglos.

La modernidad nos lleva a mejorar las elaboraciones, la fermentación con temperatura controlada disipa los fantasmas de la otrora protagonista “fermentación tumultuosa”, que no es sino el resultado de los veranos calurosos, las vendimias eran necesariamente tempranas porque la uva ya había madurado y la fermentación del mosto se producía en una época del año en la que el calor aprieta. Se aceleraba así el proceso de fermentación, alterándolo y dando lugar a los temidos vinos cabezones. Eso hoy, a nivel comercial, ya no existe.
Con este pequeño gran paso, la Monastrell , con sus virtudes y defectos, e igualmente la Bobal, pasan a brillar con luz propia, con su personalidad, con su sabor característico. Brilla también el renacer del vino Fondillón, hasta hace poco una reliquia de tiempos pasados, ahora dignificado y llevado a los altares de la excelencia, situando varios caldos procedentes de estas antiquísimas elaboraciones entre los mejores vinos del mundo. Esta es una gran conquista para los vinos de Monastrell.

Además, la Monastrell y la Bobal van encontrando una nueva vida como vinos de mayor guarda, como grandes vinos, eclipsando a otros grandes vinos de la zona elaborados a partir de variedades foráneas (mejorantes).

Hemos nombrado el fondillón, Primitivo Quiles, la bodega más antigua de la provincia de Alicante tuvo mucho que ver en su resurgimiento y dignificación, también Salvador Poveda,  pero hay que hacer mención a la bodega de Agapito Rico, Carchelo, que también fue pionera en tratar de dignificar los vinos con este particular ADN mediterráneo. También en Jumilla han nacido vinos de referencia, como el dulce de Monastrell de bodegas Olivares, imitado, o mejor, versionado después por muchas bodegas de la zona.

Es básico tener estos referentes, son los que aportan personalidad, los que sirven a todo el mundo para saber identificar los vinos de las diferentes denominaciones, sin los que es muy difícil hacer que los vinos de esta zona se hagan visibles y puedan brillar con fuerza.