El mercado del mundo del vino es muy complejo, es anárquico, a veces incomprensible, pero aún así, el mundo del vino mantiene sus reglas, sus pequeñas éticas, sus secretos y sus excepciones. En este mercado hay varias líneas que merece la pena conocer y que os queremos explicar.

De siempre se ha diferenciado dos líneas de distribución, la destinada a hostelería, restauración y tiendas especializadas de la línea de productos que acaban en las estanterías de los supermercados. Las bodegas que han hecho una apuesta por la calidad, por no aumentar su producción jamás han entrado en la ruleta rusa de los supermercados, otras bodegas, normalmente de mayor tamaño han apostado por entrar en ambas líneas, manteniendo un nombre o una línea de producto en la vertiente “de calidad” y otra línea destinada a los supermercados.

¿Por qué hacemos esa distinción de calidad? En ocasiones no es así, pero la realidad es que el objetivo principal de los supermercados es el precio, su principal obsesión,  su leit motiv radica en esa variable. Para conseguir un producto más económico las bodegas optan por maximizar la producción, por ahorrar en barricas etc etc etc… Una mayor producción por cepa deriva en una minoración de la concentración en las uvas, se obtienen, consecuentemente,  vinos menos concentrados. El tema de las barricas no es tampoco menor, cuando una barrica está fresca, aporta sabor, tanicidad y una serie de cualidades que va perdiendo con el tiempo, si la bodega opta para esta línea de productos por barricas que ya han hecho su “carrera”, cae en picado la aportación que la barrica normalmente proporciona, el vino, en su estancia en esas barricas, envejece más que cría. No se trata de una verdad universal, pero si de una tendencia general que hace que elegir una botella en un supermercado sea una lotería marcada.

Por supuesto que no todos los supermercados son iguales, pero esa distinción entre los dos mercados la tienes que saber. Ejemplos de esto lo tenemos en bodegas que con la crisis, han acabado en manos de grandes grupos de alimentación, grandes conocedores y coadyuvantes de este sistema de distribución, al integrarse en estos grupos han pasado a esta disciplina del precio, pronto han cambiado todas sus políticas, la primera consecuencia, la más visible ha sido ver sus marcas en los lineales de los supermercados.

Lo que queremos poner en valor es que el valor de la calidad, a nivel de las pequeñas tiendas siempre será un valor excluyente a la hora de componer nuestra oferta, el precio también, no somos tontos, pero ese es el valor que nos diferencia de los supermercados, no vale todo a cualquier precio, la calidad va siempre por delante.